ENTREVISTA A GALO CONESA, ESCULTOR
«El escultor necesita vivir para la escultura»
■ Galo Conesa Vargas (La Unión, 28 de diciembre de 1959) no se considera discípulo de Paco Conesa, a pesar de ser éste quien le mostró por primera vez el mundo de la escultura, hecho a partir del cual estalló su pasión por ésta. Tampoco autodidacta, pues considera que los medios de los que se disponen hoy en día facilitan mucho el trabajo. Su vocación es doble: la mina y la escultura, de las que cree hay una reacción de doble sentido que habría que explotar. A día de hoy, Galo Conesa tiene esculturas por todo el territorio español, imaginería religiosa, principalmente. Se considera muy afortunado pues cree que tuvo mucha suerte, amén de una familia que lo ha apoyado en todo momento. Vivir para la escultura es su lema aunque la dejaría para volver a la mina, pues sigue viviendo con la esperanza de que algún día la actividad minera en La Unión vuelva a ponerse en marcha.
ANA SOTO 26/08/17
– Desde pequeño, ¿habías mostrado habilidad alguna hacia la escultura?
– En mi familia no hay antecedentes artísticos, ninguno. En este sentido, a mí me viene la vocación un poquito tardía pues se producen una serie de desencadenantes que hacen que, para mí, mi vida y mi meta se conviertan en la escultura, gracias a un artista unionense, fallecido hace un año ahora, que era Paco Conesa. Realizó al lado de mi casa unas imágenes para la renacida Semana Santa de La Unión.
– ¿Por qué renacida?
– Hubo un parón muy gordo a partir del año 1968 hasta prácticamente 1996. Hasta ese momento, la única procesión que teníamos era la del Cristo de los Mineros, Jueves Santo, que se había convertido básicamente en un Vía Crucis. Se procesionaba el Cristo de los Mineros, le seguía mucha gente pero no había más desfiles procesionales. Con la llegada del nuevo Delegado del Gobierno en esa época, Eugenio Faraco, que es de La Unión y había estado residiendo en Madrid, la cosa cambia. Él se encarga de activar esa Semana Santa que había vivido con intensidad cuando era un niño. Por así decirlo, “mete” en esta historia a Paco Conesa que, siendo pintor, lo convierte en escultor.
– Y también escenógrafo, tal y como se ha mostrado estos días en las visitas programadas a su casa-estudio en La Unión, coincidiendo con el 57 Festival Internacional del Cante de las Minas…
– Sí, sin duda. Paco ha sido artista en todos los sentidos. Ha tocado muchos palos.
– ¿Y cómo conoces tú a Paco Conesa, con el que además compartes apellido?
– Lo conozco precisamente porque a la hora de realizar estas imágenes para la Semana Santa unionense, Eugenio Faraco le cede un local aquí en La Unión para realizar esas imágenes y que se sitúa justo al lado de mi domicilio. De ahí viene la relación: de verle, de prestarle la cocina para hacer, por ejemplo, el aparejo que se suele utilizar como soporte de las policromías de la obra escultórica religiosa. Todo eso lo hacía en mi casa, por lo que empieza a nacer una relación. Todo aquello fue para mí un estimulante, un detonante para no pensar desde ese momento en otra cosa que no fuera hacer escultura, esculpir.
– Aquello, ¿fue como un “enamoramiento”?
– En realidad un detonante de algo que yo llevaba dentro porque sí que es cierto que a mí, desde muy pequeño, me ha gustado la escultura religiosa, pero verla. Ir a un museo, disfrutar con ella, ir a alguna parroquia…
– Pero, ¿no imaginaste nunca que la realizarías tú?
– De realizarla yo, nunca, salvo desde ese momento que veo a Paco Conesa empezar a modelar barro y después, vaciado. Él hacía vaciado, no talla.
– ¿Qué es el vaciado?
– Es otra forma de realizar escultura, pues hay muchos sistemas de cara a llevar a cabo una obra final. Normalmente, el artista lo que utiliza es el barro, que es un medio transitorio. El barro se puede transformar en otro material; con el vaciado, desde ese barro original, se hace un “negativo” en escayola y, posteriormente, ese “negativo” en escayola que llamamos molde se puede volver a utilizar para rellenarlo de otras sustancias, pudiendo obtener (tras un método muy laborioso) una escultura que, en un principio, era en barro, pudiendo obtenerla ahora en marmolina, en resina, en escayola o en bronce, cuyo proceso es mucho más largo. El proceso de hacer talla es distinto, pues consiste en coger un bloque de madera y con unos cinceles especiales, que se llaman gubias, empezar a quitar lo que “sobra”, dejando la obra que se pretende esculpir. Con el mármol, pasa lo mismo.
– Luego, eres discípulo de Paco Conesa…
– No, no me considero discípulo de Paco.
– Pero aprendes viéndole trabajar…
– Paco me despierta el interés, después yo he practicado mucho por mi cuenta.
-¿Eres autodidacta?
– No me gusta la palabra “autodidacta”. Hoy en día con internet y en general con la cantidad de medios que tenemos a nuestro alcance es fácil serlo. Mi “despertar” se produce en el 1996, donde sí que hay facilidad para coger un libro… Autodidactas eran aquellos que aprendían por sí mismos en, por ejemplo, los siglos XVII y XVIII… Aquella gente, sin los medios que hoy en día tenemos, sí que eran autodidactas.
-¿Cómo te denominarías, entonces? ¿Curioso?
– No, simplemente me ha emocionado mucho este tema y he trabajado mucho por él para conseguir llegar a una meta que era, en aquellos momentos, llegar a realizar una escultura por mis propios medios.
– Religiosa.
– Religiosa, sí. Porque ahí es donde yo me siento bien. Me siento bien en ese campo, me siento realizado.
– ¿Cuál es la primera escultura religiosa que realizas?
– La primera escultura religiosa que hago, digamos de formato tamaño natural y de madera, la realizo precisamente al poco tiempo de suceder todos estos hechos que he narrado. A mí no se me pasaba otra cosa por la cabeza que meterme en este “lío”, así que en un determinado momento, de acuerdo lógicamente con mi familia, mi mujer, que me han ayudado mucho en los primeros pasos, lo que hice fue cortar directamente con lo que estaba haciendo y dedicarme durante un año a preparar escultura para una exposición.
– ¿A qué te dedicabas antes de iniciarte en la escultura religiosa?
– Antes de eso me he dedicado toda mi vida al sector minero de La Unión, hasta que en el año 1992 cerré la última explotación minera. Tengo ese entristecer. Pero mi meta desde que conozco a Paco Conesa se convierte en conseguir realizar una escultura de madera.
– ¿De madera?
– De madera, sí. Meterme en la talla. Corté, como digo, con lo que estaba haciendo y me dediqué durante un año a preparar varias esculturas. Tuve la enorme suerte de que antes de alcanzar esa meta pude terminar cuatro o cinco esculturas para una exposición que sale a través de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Murcia. Antonio González Barnés me abre las puertas de la concejalía y me sitúa en la Sala Caballerizas de Murcia, con una exposición.
– Luego tu primera exposición se produce en Murcia, no en La Unión.
– No. La primera exposición como tal fue en La Unión en el palacio del Festival Internacional del Cante de las Minas pero aún no había hecho nada de talla. Fue todo entorno a un montón de piezas pequeñas de barro, bustos y retratos que había hecho. Pero aún no había hecho nada de talla. A partir de ese momento ya estaba metido en preparar varias esculturas para una exposición pero, sobre todo, para valorar si yo era capaz de realizar ese trabajo. Entonces, empecé a complicarme la vida – (Ríe)-. Hice, primero, un Cristo muy sencillo y empecé a complicar y complicar el trabajo de tal manera que presenté allí unas siete obras y tuve la enorme suerte de vender todas la obras. Tuve muchísima suerte. Los comienzos suelen ser muy duros, para todo, y yo tuve la enorme suerte de llegar y “besar el santo”.
– Te consideras, entonces, afortunado en el mundo del arte.
– Muy afortunado. Como te digo, he tenido mucha suerte. Porque, además, la cofradía que compra estas esculturas, desde ese momento, empezó a encargarme muchas más. Esta cofradía de la que hablo es de Alhama de Murcia y allí se me abren unas puertas tales que a día de hoy debo de tener más de treinta esculturas allí, en Alhama.
– ¿Se procesionan?
– No todas, pues no todas son para eso. El grueso está repartido en dos cofradías: una tiene un museo donde se pueden visitar. Este es el Museo de las Siete Palabras de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Los Moraos. La otra, tiene una sede que también se puede visitar, la Hermandad de la Santa Mujer Verónica de Los Coloraos. Y también tengo obras en casa de particulares, en el cementerio o en el Tanatorio Municipal de la localidad. Tuve una suerte tremenda.
– A partir de aquí, ¿surgen otros sitios donde empiezan a encargarte imagen religiosa?
– Afortunadamente tengo ya obras desde el País Vasco pasando por Toledo. En Albacete tengo en muchos sitios; en Alicante, también. Almería y, por supuesto, en la Región de Murcia, donde también tengo en muchos lugares.
– En Cartagena, ¿también?
– También allí. En Cartagena y en Murcia capital.
– En Murcia…
– En Murcia solamente tengo una escultura que no es de procesión. Se encuentra en los jardines del Seminario de Murcia y es una escultura que representa a la Virgen, a “la Señora” que la llaman allí y está hecha de mármol.
– Para la Semana Santa de Murcia…
– No ha habido ningún encargo. De momento, no lo hay.
La minería en la vida de Galo
– ¿Cuál es tu meta como escultor ahora?
– No me pongo metas. Seguir trabajando en esta actividad en la que llevo trabajando muchos años, sea escultura religiosa o no; en materiales distintos, como el mármol o la madera. No le hago “ascos” a nada de eso y no me planteo otras metas. Eso sí, por supuesto, sigo viviendo con la esperanza de que algún día vuelva a ponerse en marcha la actividad minera en La Unión, pues creo sinceramente que tiene grandes posibilidades y no me importaría dejar la escultura para volver a la minería. Es decir, de la minería a la imaginería y de la imaginería a la minería.
– ¿Un puente entre ambas cosas?
– Sí, una reacción de doble sentido.
– ¿Existe?
– Para mí, sí, indudablemente.
– En tu mente…
– En mi mente las dos actividades son realmente creativas. Las dos. Aunque no tengan nada que ver aparentemente, ambas son tremendamente creativas. Por tanto, eso es lo que a mí me llama la atención y me aporta mucha satisfacción, me llena mucho. Me daría igual seguir trabajando en una cosa o en la otra. Las dos me llenan plenamente.
– ¿Las dos al mismo tiempo?
– Eso es ya más difícil, porque tanto una actividad como la otra necesitan las 24 horas exclusivamente para ellas. Yo no creo que pudiese compartir ambas cosas, al igual que no entiendo compartir la escultura con cualquier otra actividad. Sé que hay muchos artistas que lo hacen; hay imagineros, escultores que no le dedican el tiempo suficiente pues tienen otro trabajo. Yo pienso que el escultor necesita vivir para la escultura.
– ¿Igual que el pintor para la pintura?
– Sí, estoy totalmente convencido.
– El artista, entonces, tiene que tener dedicación exclusiva…
– Sin duda. Si no, creo que no avanzaría nunca. Estoy convencido de ello.
Su relación con Paco Conesa
– En relación a Paco Conesa, cuentan que murió algo enfadado por el poco ambiente artístico que había en La Unión ya que todos los artistas e intelectuales unionenses, al margen de los ya fallecidos, se marcharon de La Unión…
– Es lógico.
– Pero, ¿fue así?
– Es cierto que La Unión ha dado grandes artistas, escritores, magníficos técnicos… Pero hay que tener en cuenta que La Unión es una población pequeña y la gente trata siempre de mejorar su vida. De hecho, él mismo se marchó a Madrid. Por lo tanto, yo creo que es algo totalmente lógico, se sea de La Unión o de cualquier parte del mundo, a no ser que puedas vivir o nazcas en una gran capital y puedas desarrollar tu actividad en un entorno más favorable. Pero cuando uno se encuentra en una población pequeña, como te digo, lo normal es que quien tiene aspiraciones se vaya fuera.
– Lo último que deja Paco Conesa es una serie llamada La Unión, el ocaso de un sueño, a través de la cual nos quiere mostrar ese malestar, que no se conforma, que no entiende que los talentos se marchen. Ve que La Unión ha entrado en el “ocaso” del arte, que La Unión ha quedado olvidada…
– Paco tenía un espíritu trágico y yo creo que no terminó de encajar nunca que ese apogeo del que siempre se habla de La Unión, de final del siglo XIX, parte del siglo XX, se termina por acabar. En las cuencas mineras siempre hay “vacas flacas”, por así decirlo. Paco siempre ha vivido en esa época de esplendor, de una época pasada que ni siquiera él vivió. Su mente siempre ha estado muy metida en esa época y no ha sabido asimilar nunca la realidad. De hecho hemos tenido muchas discusiones acerca de este tema –(Ríe)– , porque yo creo pisar más la realidad y quería que él la pisase un poco. Pero no lo aceptaba.
Salir a todo el mundo
– ¿Te planteas el extranjero como zona de expansión?
– El mundo es muy grande y si surgen trabajos fuera… -(Sonríe)-.
– Pero antes de que surgiese un encargo fuera, la obra hay que exponerla, ¿no?
– Hoy en día a través de las nuevas tecnologías y de las redes ya no es tan necesaria la exposición física en un local como hace tiempo. Yo creo que hoy ya no es necesario eso. Con internet es suficiente para que la gente conozca tu obra.
– Hombre, no es lo mismo ver el Miguel Ángel en persona que en una foto…
– Evidentemente, pero desde luego las fotos son muy importantes para difundir tu obra, y, como digo, con internet y todas las redes sociales la verdad es que el mundo se ha hecho pequeño.
– Y la tradición que tenemos en España de escultura religiosa, fuera, no la hay…
– No creas, sí que la hay. En los países sudamericanos y en Estados Unidos sí hay tirón. Me consta que otros escultores de gran nivel, como es el caso aquí en la región de Hernández Navarro, un muy reconocido imaginero, tienen obras fuera. Sí atraviesan, quiero decir, salen obras de manos de imagineros españoles hoy en día para todo el mundo.
– Algún día te llegará a ti…
– Pues sí, es posible. Ojalá… Pero vamos, tampoco me preocupa mucho.
– No te preocupa…
– (Ríe)-. En absoluto.■
Una entrevista espléndida, donde ha quedado reflejada de forma inequívoca la personalidad y las inquietudes de éste extraordinario y magnífico escultor, al que le deseo que su trayectoria se vea recompensada en este difícil mundo del arte.
Gracias, querido lector, por su comentario.
Desde luego, lleva usted mucha razón en lo que dice. Una suerte el contar con Galo Conesa como artista en la Región de Murcia, España y el mundo.
Un saludo.