A Carlos.
Cuánto tiempo sin «pasarme» por aquí… Cambios, la reestructuración del equilibrio, la observación… En definitiva, periodos de reflexión y vivencias personales que son necesarios para determinar en qué posición se encuentra una, y a partir de ahí, tomar el camino. En definitiva, la perspectiva, eso que jamás debemos de perder, tal y como decía Cela en boca de doña Rosa en La Colmena.
Estos periodos son, además de naturales, necesarios vitalmente. Equilibrarse por dentro es un proceso que no sólo es beneficioso, es aquello que nos hace aprender y ejercer la supervivencia más pura. Y no se trata, en muchas ocasiones, de únicamente estar pasando «un mal momento» (una connotación negativa que tendemos muy a menudo a darle a este proceso) sino de la más beneficiosa de las curaciones. Que no le vendan que se puede vivir siempre entorno al equilibrio. Eso es una falacia generada por las nuevas tendencias que nos impone la Sociedad dirigidas a que hay que estar siempre feliz y contentos (los mensajes publicitarios, publicaciones en redes y un largo etcétera van dirigidos claramente a eso; de hecho, hay merchandising entorno a ello…).
Usted tiene derecho a sentirse mal, parar, desaparecer un tiempo y reflexionar. Lo que es obligatorio, siempre, es volver. Y con un cambio.
¡Benditos cambios! ¿Qué sería de la vida de las personas sin los cambios? ¿Qué sería de la Humanidad entera sin los cambios? Seguiríamos, básicamente, intentando hacer fuego con dos piedras y comunicándonos a gritos/señales.
Y todo cambio conlleva convulsiones y acontecimientos negativos.
¿Dónde está la diferencia entre aquel que se levanta y el que no lo hace? Muy fácil: la gestión de esos acontecimientos y la capacidad de ver, como si de un análisis DAFO/FADO (*) se tratase, de que nos encontramos ante una oportunidad devenida de una amenaza y/o debilidad.
Sólo hay un cambio, sólo uno, que no nos genera oportunidad. Y ese es, como ya estarán pensando, la muerte. Pero, ojo, no se me descuiden, que hasta ver la muerte venir, pasar a nuestro lado o, desgraciadamente, en otros, es también una oportunidad.
Seguramente les parezca de Perogrullo, obvio, lo que estoy exponiendo. Sin embargo, me van a permitir con toda humildad que les diga que no todos tienen la capacidad de verlo. Y no se trata de una cuestión de intelecto. Se trata de una cuestión de dolor. El dolor parece insuperable a veces. En mi opinión, es una energía a transformar en otra de connotaciones positivas. Pero eso hay que saber hacerlo. Conlleva años. Incluso toda la vida.
Así pues, bienvenidos los cambios y las reflexiones que los han generado. No estará usted en el equilibrio pero, desde luego, sí muy próximo a él. Y lo más importante: se sentirá tranquilo, en paz y, en definitiva, 0 feliz o algo más feliz que antes.
Estar vivo. Vivir. De eso va la cuestión del cambio.
(*) «¿Qué es un análisis DAFO?» http://gestio.suport.org/index.php?option=com_content&view=article&id=25%3Aque-es-una-analisi-dafo&catid=32%3Apmf-estrategia&Itemid=39&lang=es
También hay quien no cambia nunca… Genial artículo!
¡Cierto!
Pero ya en la voluntad, en aquello consciente, yo ya no entro…
¡Gracias, Laura!
Feliz martes
Desde luego. No debe quedarse uno estancado nunca. Gracias por tu reflexión
Gracias a ti, Olga, por leerme y aportar tu reflexión.
El cambio es inherente al vivir.
Un abrazo.